Dueña de una imagen serena, Graciela estaba plena de ideas siempre dispuesta a llevarlas a cabo. Sin importarle las dificultades, e impulsada por su pasión por el trabajo museal, trabajó y gozó cada momento de haber asumido la responsabilidad como presidente de ICOM Argentina.

Era una persona polifacética, y con esa misma pasión podía dedicarse a la investigación histórica, de las artes y el patrimonio construido, como a concretar la publicación de un libro, implicándose en todos los aspectos: la redacción, el maquetado y diseño final, siempre guiada por su fino sentido estético.

Pese a su formación inicial en las ciencias químicas, fue el mundo de los museos, sus colecciones y la comunicación, los aspectos que provocaron su preocupación por el patrimonio y los profesionales de museos.

Fue también una docente dedicada, responsable y generosa en los conocimientos. Sus alumnos también la recuerdan con cariño.

Amaba viajar, disfrutando con igual entusiasmo los destinos más exóticos como el descubrimiento de un pueblo tradicional en nuestro país.

Ya expresado por muchos colegas del ámbito nacional e internacional: se destacó como una persona que antepuso, ante todo, la rectitud y la perfección como timón de sus decisiones.

Pese a las adversidades, mantuvo una energía vital y siguió planeando actividades… Fue su manera de marcarnos el camino.

Te fuiste de viaje una vez más, pero siempre estarás con nosotros.