El Rosedal y el Patio-Glorieta Andaluz

Este jardín se encuentra ubicado dentro de los límites del Parque 3 de Febrero, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Los terrenos que hoy ocupa fueron utilizados en 1910, con motivo de los festejos del Centenario, para emplazar parte de la Exposición Industrial, especialmente los pabellones de las provincias argentinas. Corresponde al Intendente Joaquín S. Anchorena el mérito de haber impulsado en 1914 la creación de un nuevo jardín de rosas y a su Director de Paseos, Benito Carrasco, el de haberlo diseñado y concretado.

La ubicación del Rosedal junto al lago realzaba la importancia de la obra aprovechando el marco de grandes grupos de árboles y facilitaba el acceso a la misma. Se construyó en escasos cinco meses y medio para una obra complicada y difícil. Carrasco planteó una composición simétrica en forma de amplio abanico, con un fuerte eje central que vincula dos accesos: uno desde el mismo parque y otro desde la Avenida Infanta Isabel a través de un puente.

El paisajista atendió todos los pormenores para resaltar la elegancia y el buen tono. Costeando el lago se construyó una pérgola de 130 m de largo y 526 m2 con piso de mosaicos y escalinatas distribuidas sistemáticamente. En la parte opuesta se levantó un templete de 16,80 m2 en cemento. Sobre el eje de la avenida central al Norte, un puente de acceso desde la Avenida Infanta Isabel.

Un embarcadero de madera, dos piletas de material con juegos, vasos con pedestal de material con cabezas de leones, jarrones artísticos, el grupo en mármol “La Primavera” de Drivier y otros mil detalles completaban la obra.

Considerado un paseo de carácter ornamental e instructivo, la sorprendente colección de Carrasco incluía 1.189 variedades de rosas catalogadas alfabética y numéricamente, cada planta con su nombre en tubitos de vidrio. Los 14.650 rosales, fueron distribuidos de acuerdo con la armonía y contraste de los colores sobre fondo verde de césped dando relieve a los tonos.

Su inauguración, realizada el 24 de noviembre de 1914, fue un gran acontecimiento para la ciudad, reflejado en distintas publicaciones periodísticas.

Desde hace décadas se considera al Rosedal como un sólo jardín integral. Sin embargo, según descubrimientos documentales y atendiendo a la historia de su configuración pueden diferenciarse en el mismo tres sectores por su fecha, estilo paisajístico y autores:

a- 1914, roseraie o rosedal propiamente dicho de estilo geométrico francés de Benito Carrasco;

b- 1920, jardín de estilo español, de Eugenio Carrasco;

c- 1929 Patio-Glorieta Andaluz de Juan Talavera y jardines ad hoc de Carlos León Thays (h) en el sitio ocupado hasta ese momento por el Pabellón de los Lagos.

Estos distintos paisajistas plasmaron proyectos de inspiraciones diversas (francesa una, españolas las otras), ejecutados en etapas sucesivas pero fundidos en el tiempo y en el imaginario popular en un solo y extraordinario paseo.

Eugenio Carrasco, Ingeniero Agrónomo formado en Bélgica, sucedió en el cargo de Director de Paseos a su hermano Benito entre 1918 y 1922. Según proyectos y perspectivas con su firma y fechados en 1920, proyectó el jardín que funciona como entrada hacia el Rosedal desde el parque, sobre un eje longitudinal (continuado por el del Rosedal) y otros secundarios que delimitan parterres con irregularidades rompiendo la geometría dominante.

El estilo español de este jardín se verifica con la utilización de algunos elementos propios del mismo: la presencia del agua en estanques, grandes fuentes rectangulares con vertedores en forma de ranas (a semejanza de del Parque de María Luisa de Sevilla aunque sin azulejería) y la profusa utilización de la arquitectura vegetal con arcos de cipreses formando glorietas sobre los senderos (hoy desaparecidos).

El paseo se completó y adquirió su fisonomía definitiva con la incorporación del Patio-Glorieta Andaluz. Regalado a Buenos Aires por el Ayuntamiento de Sevilla, fue inaugurado el 13 de octubre de 1929. Pocos días antes La Prensa describía así al patio diseñado por el arquitecto sevillano Juan Talavera: “Constituye el motivo central […] una fuente en cerámica con su pequeño pretal en mayólica policroma, ubicada en un patio a bajo nivel de mosaicos con alhambrillas, al cual se llega por cuatro escaleras, encuadradas en ocho bancos decorativos a paneles, con episodios del Quijote de la Mancha. Rodea este patio una galería superior con pilares de hierro forjados que sirve de sostén a la pérgola que bordea el conjunto y de la que penden ocho artísticos faroles de hierro forjado del mismo estilo que las barandas y los pilares.”

Los jardines exteriores que rodeaban al Patio-Glorieta con miles de plantas de preciosos tonos realzaban la decoración, completada con cientos de macetas con claveles, geranios, pensamientos, alelíes y cedrones al momento de su inauguración se debieron a Carlos León Thays (h), quien también fue Director de Paseos de Buenos Aires entre 1922 y 1946.

Desde la antigüedad grecolatina se han ubicado esculturas ornamentales en los jardines privados y públicos para producir sensaciones de armonía, equilibrio o belleza sensibilizando el espíritu. Carrasco las incluyó en el Rosedal desde el principio con La Primavera emplazada en la pérgola, aunque en 1932 fue trasladada a la Plaza Justo J. de Urquiza. En 1928 se ubicaron Flor de Juventud (en el templete), desnudo en bronce de una joven en actitud de éxtasis y el busto homenaje al escultor argentino Lucio Correa Morales, ambas obras de su discípulo Pedro Zonza Briano. Desde 1938 se encuentra al pie de la escalinata de la pérgola el gran mármol de Emile Peynot Ofrenda Floral a Domingo Faustino Sarmiento originalmente destinada a su mausoleo y en 1943 se inauguró el busto de Marco Avellaneda, legislador y diplomático argentino obra de José Fioravanti.

El antiguo Jardín Español, hoy Jardín de los Poetas, alberga más de una veintena de bustos emplazados en diversas épocas. Los mismos no observan una tipología uniforme en tamaños o estilos y entre los escritores homenajeados hay españoles como Antonio Machado, Benito Pérez Galdós y Federico García Lorca, argentinos como Jorge Luis Borges, Alfonsina Storni y Enrique Larreta, latinoamericanos como Amado Nervo, Alfonso Reyes, Miguel Angel Asturias y José Martí, entre otros. No faltan los clásicos como Dante Alighieri o William Shakespeare ni un representante de la literatura idish, Scholem Aleijem.

Hacia 1994 el paseo había perdido el esplendor pasado con grandes deterioros en sus componentes arquitectónicos y vegetales, por lo que atravesó una gran restauración y fue reinaugurado el 3 de junio de 1996. En 2008 nuevamente se realizaron importantes obras de consolidación que incluyeron renovación de las colecciones vegetales, saneamiento de las tierras y aguas y puesta a punto de los elementos constructivos y obras de arte, preservándolas del lógico desgaste ocasionado por el paso del tiempo.

Por sus gran valor paisajístico, ya que en él confluyen la obra de grandes creadores y representa la influencia de importantes escuelas de la jardinería como la francesa y la española; por la importancia botánica de las colecciones y ejemplares únicos que allí su cultivan; por su trascendencia histórica y social para la ciudad, dado que a lo largo del tiempo ha sido siempre uno de los sitios predilectos de sus habitantes; por el gran valor de las obras artísticas y estructuras arquitectónicas allí emplazadas, el Rosedal fue declarado jardín histórico por la Ley CABA 3773 de 2011. Además alberga en su recinto un Monumento Histórico Nacional: la mencionada escultura Ofrenda Floral a Sarmiento según decreto 769/19.

Por todo lo expuesto el Rosedal puede ser considerado un verdadero museo a cielo abierto.