junio 20, 2022
100 años de un Museo que se multiplica Network
La Casa Fernández Blanco y el origen del MIFB
A su regreso a Buenos Aires de su larga estancia por Europa, Isaac Fernández Blanco encargó al arquitecto noruego Alejandro Christophersen en 1901, la ampliación y remodelación de la casa familiar, donde fundó el primer museo privado en la Argentina abriendo las puertas de su propia residencia, en la que hoy es considerada la única mansión de estilo ecléctico de fines del XIX que queda en el viejo barrio sur de Monserrat y con características de palacete neo renacentista.
Pronto sus salones fueron invadidos por los objetos rescatados del acervo familiar: abanicos, peinetones, documentos, retratos del período federal, etc. El entusiasmo lo llevó a recorrer el territorio del norte argentino y Bolivia, conformando la mejor colección de platería colonial sudamericana del siglo XVIII y argentina del siglo XIX que se conociera hasta ese momento. Desde 1921 abrió su casa en horarios especiales para visitantes para hacer de ella un lugar de tertulias.
Al año siguiente, tras una venta simbólica de la casa a la comuna de la ciudad, entregó la totalidad de su colección de más de 9500 piezas, con la condición de que el museo llevase su nombre. Fernández Blanco era coleccionista, miembro de la Junta Americana de Numismática, melómano y violinista aficionado.
En 1936 la ciudad de Buenos Aires recibió otra importante donación de arte hispanoamericano, reunido por el arquitecto y exquisito coleccionista Martín Noel. Como ya había sucedido con Fernández Blanco, el municipio compró por un monto simbólico el edificio de la calle Suipacha, conocido hoy como Palacio Noel, una mansión neocolonial, diseñada por el propio arquitecto en la década de 1920. Con este acervo se creó entonces el Museo Colonial.
Años más tarde, en 1943 por un decreto municipal, el Museo Fernández Blanco de la calle Hipólito Yrigoyen y el Museo Colonial de la calle Suipacha se fundieron en uno solo, y se eligió como única sede al Palacio Noel, por el concepto arquitectónico de su edificio y por su capacidad. En tanto la Casa Fernández Blanco fue destinada para otras actividades administrativas municipales y durante más de 5 décadas se vio alejada de su función original. En 1947, otro decreto nombró a la nueva institución formada a partir de estas dos colecciones “Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco”.
A comienzos del siglo XXI el museo logró recuperar la Casa Fernández Blanco para el Área del Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires con el proyecto de convertirla en segunda sede de la institución y exhibir sus colecciones de los siglos XIX y XX. Con ese propósito se dio inicio a los trabajos de reconversión en museo con la restauración, puesta en valor y una lenta pero sucesiva apertura de salas de exhibición patrimonial que aún continúa.
Actualmente se exhibe, también, la Colección de Muñecas y juguetes antiguos (1870-1940) Donación Mabel y María Castellano Fotheringham, y las nuevas salas de exhibición patrimoniales “La ciudad a la moda”, “El gran comedor”, “El cuarto de las damas” y “La educación patriótica”.
El Arq. Martín Noel y el Palacio Noel
El arquitecto Martín Noel fue un apasionado investigador y propulsor de los estilos hispanoamericanos y, a su vez, un refinado coleccionista de arte colonial. Su casa, actualmente una de las sedes del Museo Isaac Fernández Blanco, es el mejor ejemplo en pie de la arquitectura neocolonial de la década de 1920 y es el modelo más acabado de su propuesta estética: en una ciudad de influencias francesas e italianizantes, Noel se empeñó en regresar a las fuentes hispanoamericanas, inspirándose en la arquitectura barroca española y colonial de tradición limeña, cuzqueña y jesuítica del siglo XVIII.
Para 1936, los Noel vendieron (por un monto simbólico) la casa a la comuna de Buenos Aires, dejando en ella la mayor parte de las colecciones de arte hispanoamericano y español reunidas por Martín Noel durante sus viajes de investigación. La misma consistía en excelentes ejemplares de pintura cuzqueña, muebles castellanos y virreinales de estilo frailero, imaginería, herrería, cerámica, más todos los
elementos arquitectónicos adosados al palacio como parte de su terminación: puertas de iglesia, retablos y balcones limeños.
En el año 1963, el acervo original se vio enriquecido por otro gran e importante legado de la coleccionista Celina González Garaño, compuesto por más de setecientas obras de arte de los siglos XVIII, XIX y XX. Este fenómeno se repitió con su hermano Alfredo en 1972 y con su cuñada María Teresa Ayerza, en 1989. Para los años 60 y 70, dirigía la institución el Prof. Héctor Schenone quien llevó adelante una política de adquisiciones enfocada al rescate de las obras de arte que se produjeron o circularon en el actual territorio argentino durante el período colonial con el objetivo de transformar a este museo en el principal referente del tema en la región.
En una ciudad como Buenos Aires, que destruyó sistemáticamente su pasado colonial, el Museo Fernández Blanco, en su sede de la calle Suipacha, se convirtió en el único reservorio dedicado a la historia y arte de ese período, con 15 salas dedicadas a las manifestaciones culturales de las distintas regiones de Hispanoamérica.
También en las últimas décadas, se logró recuperar la colección de instrumentos musicales del museo, que había sido prestada al Teatro Colón, dedicándose especialmente una sala a este importante conjunto de la familia del violín. Se trata de importantes piezas que, por su número y calidad, es único en Latinoamérica, y puede compararse favorablemente con las mejores colecciones de instrumentos de algunos pocos museos en el mundo. Cuenta con instrumentos de cuerda frotada, cuerda punteada, viento y teclado. Todos son ejemplares de la luthería clásica italiana salvo el caso de los manufacturados por Camillo Mandelli, gran luthier italiano que viviera en Buenos Aires durante las dos primeras décadas del siglo XX y que fuera el primero contratado por el Teatro Colón tras su inauguración en 1908.
Actualmente el Patrimonio permanente, a través del guión de exhibición “El cuarto mundo” sitúa las piezas de la colección dentro de 3 ejes que dan cuenta de los diversos ámbitos culturales en donde fueron producidas: el mundo surandino, la cultura de la selva -Misiones Jesuíticas y la puerta del Atlántico – Buenos Aires.
Cuando los instrumentos cobran vida.
El 25 de mayo pasado, además se celebrar nuestra fiesta patria, el Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco, festejó sus 100 años.
En un emotivo acto organizado conjuntamente con la asociación de amigos del museos, un grupo de destacadas personalidades de la comunidad de museos, disfrutó de dos obras para cuerdas ejecutadas en instrumentos del siglo XVIII pertenecientes a la colección del museo.
PROGRAMA
Constantino Gaito (1878-1945). Cuarteto n°1, op.23 (1916)1. Allegro2. Andante sostenuto3. Scherzo4. Finale: Andante – Allegro moderato(duración 24’)
Edvard Grieg (1843-1907). Cuarteto n°1 en Sol menor, op.27 (1877-1878)1.- Un poco andante – Allegro molto ed agitato.2.- Romanze: Andantino.3.- Intermezzo: Allegro molto marcato – Più vivo e scherzando.4.- Final: Lento – Presto al saltarello.(duración 33’)
CUARTETO PETRUS: Pablo Saraví, violín I – G. Guarneri del Gesú, Cremona 1732, “Armingaud/Fernández Blanco”Hernán Briático, violín II – Santo Serafín, Venecia, c.1730Denis Golovin, viola – Lorenzo Storioni, Cremona, c.1780Cecilia Slamig, violoncello – H. Piñeiro, modelo G. Guarneri “filius Andrea”, Cremona c. 1710.
Los festejos incluyeron la reinauguración de la sede de su antigua sala de música, conocida como Salón Dorado. Esto fue posible gracias al proyecto ganador de un subsidio, otorgado a la Asociación de Amigos del Museo Fernández Blanco por la Fundación American Express Internacional, a través de The Resource
Fundation de los Estados Unidos. En tanto en el Palacio Noel se dará apertura a una nueva sala que albergará el gran conjunto de piezas de platería civil y religiosa, recientemente donado por los señores Rubén Martínez Avellanet y José Salvador Passanisi Vázquez.
Con el apoyo de la Dirección de Patrimonio, Museos y Casco Histórico de la Ciudad de Buenos Aires y la Asociación de Amigos, se presentó al público el retrato ecuestre del Rey de España Felipe V, un óleo sobre tela de Cuzco de principios del siglo XVIII, una de las obras pictóricas de mayor significación del acervo institucional que está siendo restaurada por el Taller de Conservación del propio museo.